Más oportunidades socio – laborales, hacen una mejor ciudad

 

 

 

Una ciudad que se defina como inclusiva es aquella que ha basado su planificación y gestión urbana en las necesidades y demandas de las poblaciones consideradas vulnerables o susceptibles de ser excluidas y/o discriminadas por alguna condición de género, edad, raza, medios económicos, discapacidad, identidad sexual, religión o condición migratoria; para garantizar a través del diseño de las políticas públicas y los espacios el acceso de estas poblaciones a la vivienda, el empleo, los servicios y los espacios públicos

La inclusión social es una de las 4 vías para alcanzar una ciudad sostenible, dónde nadie se quede atrás. En esta oportunidad, nos enfocamos en la inclusión socioeconómica de las personas con discapacidad (PCD) o diversidad funcional en el mercado laboral del país. Para desarrollar este tema, conversamos con Caroline Ruiz, licenciada en educación integral, especialista en gerencia de instituciones educativas y directora ejecutiva de la Asociación Civil Buena Voluntad Venezuela, que se encarga de preparar mediante procesos de habilitación y rehabilitación para el trabajo, a PCD o diversidad funcional para su inserción socio laboral en el ámbito venezolano

La razón por la que tratamos este tema se basa en las consecuencias que conlleva la exclusión de las PCD en términos socioeconómicos. De acuerdo con cifras del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el porcentaje de empobrecimiento de una familia que tenga un miembro con algún tipo de discapacidad es del 80%, porque el dinero percibido se gasta principalmente en la salud de este miembro. Esta realidad se coloca en contraste con las estimaciones del BID y la OMS, que indican que entre el 10 y 15% de la población mundial tiene algún tipo de discapacidad, y en el caso de América Latina y el Caribe esa cifra representa entre 66 u 85 millones de personas

 

 

 

 

En Venezuela, el último Censo Nacional de Población y Vivienda del año 2011, determinó que el 5% de la población tiene algún tipo de discapacidad, cifra que ha aumentado en los últimos años debido a los diferentes problemas sociales que enfrenta la población, como el incremento de la desnutrición infantil, lo que afectará el desarrollo cognitivo de los niños, en el mediano plazo.

También reconoció la buena intención del sector privado por insertar a estas personas en el ámbito laboral del país, pero destacó que socialmente falta educación sobre el tema, debido a que la principal barrera que identifica para la inserción es la actitudinal o el desconocimiento sobre cómo tratar e interactuar con una PCD y la segunda barrera que mencionó es la física, porque el diseño y funcionamiento de nuestras ciudades limita el libre desplazamiento y la accesibilidad de estas personas a los espacios y edificaciones de la ciudad, debido -entre otras cosas- al escaso conocimiento y estudio riguroso de las necesidades que tiene esta población para movilizarse y hacer su vida de manera independiente y autónoma en la ciudad.

Le invitamos a ver el conversatorio completo, a través de nuestro canal de Youtube:

 

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